viernes, 8 de octubre de 2010

Cómo dar la vida (I): de las vidas ajenas.

Algo así es la creación de personajes. Es algo así como parir, que diría un amigo. Y a veces, resulta igual de doloroso. 

No es sencillo sacarte un personaje de la manga. En mi -breve- trayectoria por el mundo de la literatura amateur me he encontrado a un montón de personajes perfectos o rayantes en la perfección. Y, para ser sincera, me causa un cierto impacto comprobar que quienes los crearon consideran que han logrado "el personaje definitivo de ficción". ¿Eso no da miedo? A mí, mucho.

Tengamos en cuenta que, como se dice, "la realidad siempre supera la ficción". ¿Cómo se va a crear un personaje perfecto, si no existe una persona perfecta? Comprendo que ahora vendrán ataques de narcisismo y egos heridos... Pero admitámoslo: quien esto lee y quien esto escribe distan mucho de la perfección.

Como ejemplo, dejaré aquí unas cuantas referencias. Vaya por delante que soy una devoradora  compulsiva de fantasía épica, y muchos de mis personajes favoritos provienen de ella.

Vamos con mi número uno, favorito y debilidad. Raistlin Majere, Saga Dragonlance, obra de Margaret Weis y Tracy Hickman en su mayor parte. Un niño atormentado por la debilidad de su cuerpo y su retorcida personalidad, que encuentra en su incomparable habilidad para la magia un posible soporte  para toda su vida; que se convierte en el hechicero más poderoso, el Amo del Pasado y del Presente, y que decidirá el futuro de Krynn... Y que se ve limitado por su débil salud y por su propia magia. Pocos defectos hay que no puedan aplicarse a Raistlin Majere, y aún así, se ha convertido en el personaje más carismático de DragonLance. ¿Por qué? Porque ni es perfecto, ni intenta serlo.

Más ejemplos: Drizzt Do'Urden, Saga Reinos Olvidados, creado por R.A. Salvatore. Un guardabosques elfo con un indudable estigma, que es el color de su piel. Al tratarse de un drow -un elfo oscuro-, y conociendo la mala reputación de sus congéneres, contínuamente se verá obligado a luchar para defender sus derechos. Tarod, saga El Señor del Tiempo, creado por Louise Cooper. Su estigma como humano fue ser un Dios del Caos; su estigma como dios fue mantener sus sentimientos humanos. Eowyn, saga El señor de los Anillos, creada por J.R.R. Tolkien. Su gran fallo fue creerse en igualdad con los varones, y también dejarse llevar por los sentimientos amorosos. Es, sin embargo, un gran exponente en la defensa de las capacidades femeninas y contra el confinamiento en el hogar, demostrando que el orgullo de pertenecer a una casta de guerreros puede generar una luchadora tan fiera y brava como cualquiera de sus compañeros.

¿Ejemplos que no sean de fantasía épica? Sherlock Holmes, conocido incluso por quienes jamás han leído una sola de sus aventuras, y creado por Sir Arthur Conan Doyle; nuestro admirado detective era un fumador y cocainómano empedernido. Andrew "Ender" Wiggin, protagonista de la Saga de Ender, creado por O.S. Card. Ender se convierte primeroo en un asesino, y posteriormente en genocida de toda una raza, sin pretenderlo pero al mismo tiempo parcialmente consciente de la manipulación a la que es sometido.

Ahora, después de esto, ¿hay alguien que quiera un  personaje perfecto?

Cómo no, una servidora también cayó, en sus inicios, en esta trampa que nos tiende nuestra propia vanidad. Siempre intenté crear personajes absolutamente perfectos, impolutos, sin nada reprochable en su vida, conducta o aspecto... Me doy cuenta de esto, sobre todo cuando echo la vista atrás al encontrarme algún "inicio de relato" perdido en un folio y, más especialmente, al re-leer al que durante mucho tiempo fue mi personaje "literario" mimado. Si utilizar un personaje perfecto es de lo más aburrido, puede convertirse en insufrible si, además, conviertes su vida en un camino de rosas.

Creo que sobra decir que, salvo la historia que fue dramatizada en la radio, el resto de la "saga" sufrirá a medio/largo plazo una profunda remodelación. De trasfondo, de trama, de desarrollo... Vamos, que voy a tirarlo todo por la borda y escribirlo de nuevo. De igual modo ocurrirá con el resto de mis historias, salvo la ya publicada en este blog, y un par más que desde el primer momento se convirtieron en mis "mimadas", por su trasfondo o por el sentimiento que me empujó a redactarlas.

Mucho para un día... La parte sobre mi proceso de creación de personajes tendrá que esperar a otra oportunidad.

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